'Un lugar de descanso digno para nuestros seres queridos'

  • Lunes, 05 de Junio de 2023 | Locales

Un cinerario es un lugar en el que se depositan los restos mortales cremados de las personas. Los hay en los que se dejan las urnas, cada una por separado, y otros en los que las cenizas se depositan todas juntas. De un tiempo a esta parte, son numerosas las iglesias en las que han incorporado estos lugares, y la Parroquia de la Asunción de nuestra ciudad es una de ellas.

Ahora bien, ¿no era que la Iglesia Católica prohibía la cremación? Aunque suele tomarse su tiempo para concretarlos, el catolicismo suele incorporar cambios y adaptarse a los tiempos que corren. 

En 1963, a través de una instrucción del Santo Oficio, la Iglesia Católica levantó la prohibición que impedía a los católicos optar por la cremación. El Canon 1176 del Código de Derecho Canónico establece: 'La Iglesia aconseja vivamente que se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos', sin embargo, no prohíbe la cremación ya que 'no es contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural' y que no se les negarán los sacramentos y los funerales a quienes hayan solicitado ser cremados, siempre que esta opción no obedezca a la 'negación de los dogmas cristianos o por odio contra la religión católica y la Iglesia'.

Este cambio de la doctrina eclesiástica ha sido incorporado en el Código de Derecho Canónico, de 1983, y en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, de 1990.

Se dice: 'Si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente. Desde el principio, los cristianos han deseado que sus difuntos fueran objeto de oraciones y recuerdo de parte de la comunidad cristiana. Sus tumbas se convirtieron en lugares de oración, recuerdo y reflexión'.

Es decir, bajo ningún punto de vista la Iglesia Católica permita que las cenizas de sus files sean esparcidas en un lugar público representativo de la vida del fallecido –ni hablar del estadio del club de fútbol de sus amores, por ejemplo–, o el mar, como tampoco se admite 'la conservación de las cenizas en el hogar, solo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local', ni tampoco divididas entre los diferentes núcleos familiares' y de ninguna manera 'convertidas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos'.

En la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción funciona un cinerario y al respecto, De Hoy dialogó con el padre Alberto Gagliano.

'Llegué a Chacabuco hace cuatro años y me encontré con que no había un lugar para depositar las cenizas de los seres queridos –empezó diciendo–. Los cementerios son lugares cada vez más desiertos, la gente va cada vez menos y lo ve como un lugar de separación. Y cuando uno vuelve ve abandono, está todo sucio, y queda como un lugar aislado y lejano. Para nosotros, los cristianos, los que tenemos fe, el cinerario es el lugar ideal para que el ser querido descanse. Los cristianos sabemos que el cuerpo humano es materia orgánica, como lo es un animal: pasa el tiempo y se desintegra. Entonces, ante esas circunstancias, hay que darle un destino adecuado. El cristiano, para después de la muerte espera, la resurrección; así como Cristo murió y resucitó, nosotros también moriremos un día y resucitaremos. Desde la Parroquia, ofrecemos un lugar digno de descanso para  nuestros seres queridos. Están al lado del Santísimo Sacramento,  que es Jesús en la Eucaristía y esperando la resurrección final, que se da de una manera incomprensible para la mente humana. ¿Se puede resurgir de las cenizas? Claro que sí, porque lo dice la fe; creemos en la resurrección, que no es lo mismo que la reencarnación. Resurrección es lo que le pasó a Cristo que murió y al tercer día resucitó. Nosotros ofrecemos un lugar donde se le reza a los difuntos, oraciones por su eterno descanso,  y eso permite que tengamos una visión distinta ante la muerte. Para el que no tiene fe, la muerte es lo peor que le puede pasar porque no tiene resurrección; para el cristiano no, es una cosa natural. Un día nacemos, vivimos, nos reproducimos y morimos, pero el destino no es el mismo que el de un animalito, el destino de un ser humano es mucho mayor porque estamos hechos a imagen y semejanza de Dios y tenemos prometida la resurrección final'.

Requisitos y trámites

Para depositar las cenizas en el cinerario de la parroquia, en primer lugar se debe solicitar el pedido de ingreso en la Secretaría parroquial, de martes a sábado de 9.30 a 12.00, tras lo  cual se recibirá una fecha de recepción de las mismas.

Se deberán presentar fotocopias de los certificados de defunción y de cremación, con lo que se dará día y hora para la celebración de la misa y responso al depositar las cenizas.

Seguidamente, se realizará un comprobante de la persona que entregará las cenizas y se hará el registro en el Libro de Difuntos del cinerario.

Se solicitará un único pago de entre 8.000 y 10.000 pesos y se nombrará al fallecido en la misa de los primeros martes, durante un año.

Se entregará una llave para el ingreso al oratorio-cinerario, con lo que los familiares podrán ingresar el día y hora que deseen.

La Iglesia, hoy

La charla con el sacerdote derivó hacia otros temas, como la gran cantidad de fieles que la Iglesia Católica perdió en favor de las grupos evangélicos.

'La iglesia fundada por Cristo es la Católica, que tiene más de 2000 años –expresó Gagliano–. Empezó con el mismo Cristo y el día de Pentecostés. En la Iglesia Católica ha habido cismas, Con Martín Lutero, en el 1500, 1600, cuando se dividió la iglesia alemana; Enrique VIII, rey de Inglaterra, formó el anglicanismo, en toda la historia hubo desmembramientos y rupturas, pero la Iglesia Católica tiene la promesa de Cristo de que va a llegar hasta el fin de los tiempos. En ese momento hay mucho, pero mucho, auge de la Iglesia Católica en África, es enorme la cantidad de gente que se está convirtiendo al catolicismo. Chacabuco es la ciudad número uno del país con mayor cantidad de cursillistas, de gente que concurre a los cursillos de cristiandad y se encuentran con el sentido profundo de la vida, que es lo que te da Dios: ¿Para qué vivo? ¿De dónde vengo, a dónde voy? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Será verdad que apareció Cristo redentor o es un verso de los cursas? Todos eso se aclara poniéndose en contacto con Dios'. 

–La Iglesia Católica ha atravesado un grave problema, en todo el mundo, que son los casos de pedofilia. 

–Sí; es un problema que tuvo siempre, pero es bueno, como lo ha dicho el Papa, que se haya evidenciado y clarificado porque lo que se tapa hace mal olor. El Papa está dispuesto a no permitir un caso más de este tipo. ¿Por qué que se ha dado eso? Porque el ser humano es libre para obrar bien o mal. De los doce apóstoles, hubo tres que la pifiaron: Judas vendió a Jesús por plata; Pedro, el primer Papa, lo negó tres veces, y Tomás, no creyó en su resurrección. O sea, que nos demuestran que el ser humano siempre será libre para elegir, pero lo que es triste en todo esto, es que la Iglesia, con los años y años que tiene en frutos de bien y obras de caridad, con miles de sacerdotes que hacen entrega de sí mismo para la evangelización, haya casos de corrupción, que deben ser juzgados como con cualquier ser humano, y está bueno que se haga. Pero no metamos a todos en la misma bolsa; hay muchos casos de pedofilia, ¿pero cuántos son los casos de fidelidad, de entrega generosa de servicio desinteresados a toda la humanidad?  

–Pero lo que hizo ruido fue que en algunos lugares la institución intentó tapar lo que estaba sucediendo.

–Hay un cambio de actitud en el Papa, que para mí es muy positivo. Anteriormente, cuando había una denuncia de este tipo, se pensaba en cambiar de lugar al acusado, pero a donde fuera iba a seguir haciendo mal. Ahora, automáticamente se lo separa del ministerio, no puede ejercer más como sacerdote porque no está representando a la Iglesia, en su egoísmo, está haciendo algo que no debe hacer. Ha cambiado la Iglesia, antes se le daba una segunda oportunidad, pero se demostró que cuando hay una perversión profunda no se arregla con cambiarlo de lugar. Esto que ha pasado es para bien, porque empezamos a purificar todo. No es todo lo mismo y que está lleno de pedófilos, pero es verdad también que antes había como una especie de protección, de no digamos nada y que no llegue a la Justicia. Ahora se llega a la Justicia Civil; el padre Grassi todavía está preso en la cárcel, la Justicia Civil lo condenó. Si la persona es culpable tiene que sufrir las consecuencias de su actitud, sea cura, monja, obispo, papa, presidente o lo que sea. Cada uno asume la responsabilidad de lo que hace en la vida.

–¿No deberían poder casase los curas católicos? En la mayor parte del tiempo de existencia de la Iglesia pudieron hacerlo.

–El celibato es algo que pude cambiar en el tiempo, lo dijo el para Francisco hace poco; de hecho, en la Iglesia Católica oriental se casan, la occidental optó por esta modalidad de no casarse. Se piensa que el evangelizador puede ser nada más que el cura; no. Hay diáconos que están casados, hay familias hermosas que están viviendo la fe y desde su lugar pueden transmitirla fe siendo apóstoles, llevar el mensaje de Jesús, pero hay un consagración especial que los sacerdotes hacemos voluntariamente, por eso tenemos ocho años para pensarla y lo primero que te dice es si no querés mantener tu celibato, no te hagas cura; si te casás, viví tu matrimonio como cualquiera y entregá tu vida al Señor de otra manera, pero no como cura. En la Iglesia occidental es un requisito importante; para mí, es un beneficio porque me dedico a full a mi ministerio. Casado con hijos no podría, y si el chico tiene un vaquero último modelo o un iPhone alguien preguntaría quién se lo paga. No se estaría al 100 por ciento. Tampoco es que si los curas se casaran, habría más. Por otra parte, la gente cree que nosotros estamos torturados por no poder casarnos y no es así porque es una elección libre y un carisma que Dios nos da. El que no quiera asumir ese compromiso, debe casarse y tener su familia. El orden sagrado que es el sacerdocio, es un sacramento, pero el matrimonio también lo es, o sea que tiene la misma dignidad, No es que el cura es más importante; yo tengo asignada una labor en la Iglesia, pero desde la vida normal de casado, de padre de familia, se puede hacer mucho en la Iglesia y eso es importante saberlo. 

–¿Cómo se lleva la Iglesia con las nuevas tecnologías?

–Yo soy supertecnológico porque veo que la tecnología es una herramienta más para poder llegar al otro. A esta nota, si la gente la ve en un medio de difusión como es el diario, le va a servir y crear una nueva inquietud. En la Parroquia tenemos una página de Instagram, una de Facebook y un canal de YouTube. Yo transmito la misa todos los domingos a las diez de la mañana, y los presos la ven en tres pabellones, son alrededor de 250 o 300 que se juntan a rezar. Todo lo que sea tecnología para el buen uso, es extraordinario y hay que usarlo. Es algo que ya está y no va a volver atrás. Cuando uno quería preservar a su familia, una de las cosas que hacía era cuidar de sus amistades, hoy no se puede hacer porque a través del celular se puede entrar a cualquier cosa, a lo mejor y a lo peor. Lo que se puede hacer es educar para la libertad, para el buen uso. Es un boomerang, porque es una tecnología tan  nueva y tan potente que puede salir como una cosa beneficiosa y volver como arma contra el ser humano. La inteligencia artificial no va a volver atrás. 


 Por Eduardo Carboni