La grieta se ha extendido hasta Venezuela

  • Lunes, 06 de Mayo de 2019 | Locales

POR EDUARDO N. CARBONI

Los argentinos somos los mejores del mundo. Gracias a nosotros el planeta puede disfrutar de la birome, el dulce de leche, el colectivo, el alfajor, la milanesa napolitana, el Torino, el sifón Drago, el alambre de púas, el Siam Di Tella, el Magiclick y la pelota al cesto, entre otros.

Además tenemos la avenida y el río más ancho del mundo y somos la tierra natal de Maradona, Messi, Fangio y el Che, tenemos todos los climas y suelos para cultivar lo que pueda cultivarse.

Todo eso nos da tal capacidad que nos hace sentir capaces de analizar con absoluta precisión y sin dejar margen de dudas lo que ocurre dentro y fuera de nuestro país, haciendo especial hincapié en que quien no acepte nuestras sentencias puede pasarla muy mal.

El martes 30 de abril, un grupo de inmigrantes venezolanos opositores al presunto socialista Nicolás Maduro se manifestó, ante la Embajada de Venezuela en Buenos Aires, en contra del jefe de Estado de ese país y su régimen. Ante esto, integrantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) más afiliados a Camioneros y miembros de corrientes con gran influencia de masas como el Movimiento Territorial de Liberación y de la Tendencia Piquetera Revolucionaria, se acercaron al lugar para aportar claridad al turbio asunto.

"Estamos convocando a muchísima más gente a que venga. Esto se ha transformado en un acto de defensa del pueblo bolivariano y de la República de Venezuela", expresó Rafael Klejzer, secretario general de la CTEP Capital.

Como era de suponer, la trifulca entre ambos bandos no tardó en hacerse realidad y todo terminó con la intervención de la Policía –que disparó balas de goma–, un herido y cinco detenidos. Pero en medio del quilombo, un contrarrevolucionario venezolano, que vive en la Argentina donde estudia y trabaja como delivery– fue atacado y además de los golpes que recibió, le fue confiscado su celular para la revolución.

El actor Gerardo Romano –que por doquiera que él vaya le hace saber a la humanidad lo muy, pero muy progresista que es– le dijo a un grupo de venezolanos, en un debate en el programa "A Dos Voces", de TN, "lo único que falta es que ustedes opinen de la Argentina siendo inmigrantes".

Sus palabras se asemejan bastante a las del médico, teniente coronel (R) y exsecretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, cuando también en el programa "A Do Voces" le dijo un abogado haitiano, residente argentino, "tenga un poquito de respeto, por favor, si viene a nuestro país tenga un poquito de respeto hacia nosotros". El abogado hacía mención al racismo existente en Argentina.

En la movilización del 30 de abril, un argentino llamado por una movilera de TV, dijo frente a un manifestante venezolano, residente en nuestro país, que la cosa "es muy simple, la historia latinoamericana está plagada de golpes militares que simplemente jugaron a favor de intereses muy minoritarios en sus países y a favor del imperio norteamericano. Y esto es una vuelta de rosca de eso".

No puede decirse que la opinión esté desacertada en su totalidad, el asunto es que se trata de una verdad a medias, lo cual en ocasiones puede resultar más peligrosa que una mentira completa.

Por un lado están las intenciones de Juan Guaidó de asumir, a través de un golpe militar, una presidencia para cual no fue elegido. Para eso cuenta con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos –siempre dispuesto al intervencionismo– y de dirigentes regionales de derecha. 

Esto no significa, hacerse el boludo –una vez más hay que volver al concepto– sobre lo que ocurre con el régimen de Nicolás Maduro. Con la gran contribución aportada por la tremenda despolitización que afecta a todas las variantes políticas, no son pocos los que consideran que el actual gobierno de Venezuela es socialista. Tanto sus apologistas cuanto sus detractores se ven en grandes problemas en el momento de demostrar con hechos concretos tal aseveración.

El régimen de Maduro es reaccionario y está muy lejos de ser considerado proobrero. Los métodos militares con los que se enfrenta a las intentonas golpistas afectan seriamente al pueblo venezolano que desde hace tiempo padece una brutal crisis que, entre otras cosas, ha generado la huida masiva de personas hacia otros países de América Latina. Y no lo han hecho personeros del imperialismo, al servicio de las más ruines intenciones. Recordemos nuestra propia historia, más precisamente los años 1974-1975 cuando muchos argentinos –de clase media mayoritariamente– huían de nuestro país a cuyo frente se encontraba un gobierno legítimamente elegido por el voto popular. Y no olvidemos a qué nos llevó la solución militar.

Mientras por un lado Maduro se muestra antiimperialista con Donald Trump, se cobija al amparo de Rusia y China, cuya solidaridad con los pueblos oprimidos del mundo ha quedado en el pasado, si es que alguna vez se concretó en toda su magnitud.

Así las cosas, ir a decirle con absoluta certeza hoy a un venezolano común y corriente que oponerse al gobierno autoritario que padece es hacerle sí o sí el juego al imperialismo, es en el mejor de los casos irrespetuoso.

Se puede debatir, tener cierto un panorama de la situación sociopolítica de determinado país y dar una opinión de uno u otros lados, pero no sentenciar si no conocemos a fondo los matices. Romano –como Berni en su momento– apeló a lo más gorila que tiene al alcance su mano: descalificar al interlocutor apelando a cuestiones ajenas a la discusión. En este caso, un argumento con un nauseabundo olor a xenofobia.

Tras la discusión del venezolano exiliado y Romano, una mujer, también venezolana y residiendo en Buenos Aires, dijo: "Los invito. Vayan a vivir a Venezuela un mes, yo les doy mi casa". ¿Cuántos argentinos chavistas harían la experiencia?

Posdata necesaria

Mempo Giardinelli, uno de esos grandes intelectuales que supimos engendrar, dijo esto: "Según el liberalismo del siglo XVIII y XIX tenía sentido. Se suponía que el Poder Judicial era el que equilibraba los poderes políticos del Ejecutivo y el Legislativo, y que ese equilibrio, esa armonía de los poderes, era la democracia. Pero el siglo XX en su final y lo que vamos del siglo XXI viene a probar que el súper poder político es el Poder Judicial. Con lo cual hay una distorsión".

"Por eso en nuestra propuesta (la de El Manifiesto Argentino, grupo ultra K que dirige) de nueva Constitución, el punto central es la eliminación del Poder Judicial para que haya un servicio judicial, un sistema de Justicia. Y no es tan difícil. La república tiene entre 12 y 15 mil magistrados, no es tanto".

Adolfo de Austria y Benito Amilcare Andrea, estarían chochos de la vida con semejante alumnito.

Fuentes: pagina12.com.ar; infobae.com; clarin.com; cronista.com; perfil.com.