Ni los Discépolo hubieran imaginado tanto

  • Martes, 18 de Junio de 2019 | Locales

 

De haber vivido en estos tiempos que supimos conseguir, los hermanos Armando y Enrique Santo Discépolo hubiesen quintuplicado su producción, cómo mínimo. Armando, como director teatral y dramaturgo argentino, pero especialmente como creador del grotesco criollo; Enrique Santos, como compositor, también dramaturgo y cineasta. Puesta en la realidad política argentina de hoy, la obra 'Mateo', de Armando, parece un sketch de la prenda 'Yo sé', del viejo Feliz Domingo. Del mismo modo, el tango 'Cambalache', de Enrique Santos, ha quedado a la altura de 'La vaca Lola'.

La gran consigna con la que los argentinos transitamos nuestra existencia es siempre se puede estar peor, y la ponemos en práctica a rajatablas.

El capítulo Año electoral 2019, de nuestra historia, pareció haber llegado a su clímax cuando Cristina Fernández impuso como su precandidato a presidente de la Nación a su archienemigo agente de Héctor Magnetto, Alberto Fernández, lo que se propagandizó como un gesto de grandeza y humildad de la expresidente, combinación perfecta para dar como resultado un rotundo oxímoron.

Era el clímax, ¿qué más podía suceder? Simple: llevar un poco –o mucho, pero mucho– más allá eso de que siempre se puede estar peor.

Sergio Massa, otrora defenestrador serial de CFK, terminó de definir su pase al su exrepudiado kirchnerismo –que antes había sido amado kirchnerismo–, no sin antes barajar algún acuerdo provincial, primero con Rodolfo Lavagna y luego con María Eugenia Vidal.

Si la gallega del GPS debería dar indicaciones en un sistema similar, pero de la política argentina, ya habría renunciado al trabajo para poner un parripollo, mucho más aún con lo que vendría a continuación.

"Ellos gobiernan hace 25 años. Hace 25 años que vos ves que es el mismo grupo de gente, cambia el presidente, pero los de abajo son todos los mismos. Yo lo ejemplifico con Pichetto, ¿lo ubicás a Pichetto?", decía Mauricio Macri del peronista Miguel Ángel Pichetto, en plena campaña electoral de 2015 cuando en una entrevista en Rosario, se le preguntó qué era lo nuevo en política.

No hace mucho tiempo –en febrero de este año, en una entrevista con el periodista Ernesto Tenembaun– Pichetto dijo: "Todos los días a la mañana, alguien se levanta y hace una denuncia a Comodoro Py.  Macri tiene cerca de cien denuncias y este esquema -en el que el presidente termina inexorablemente su gestión y va al barro de Comodoro Py- me parece muy complejo".

"¡Nooo!, porque tengo una historia y un compromiso con mi partido. He puesto toda mi energía en la consolidación en una fuerza de centro, nacional, que en la Argentina tiene una denominación y un conocimiento, que se llama Alternativa Federal. Si esto no se consolida… En la vida hay procesos que se terminan, yo no estoy buscando un puesto", decía hace mucho menos tiempo el mismo Pichetto, cuando periodistas del canal La Nación le preguntaban que chances tenía de ser candidato a vicepresidente de Mauricio Macri.

En síntesis, tan dudoso como es el renunciamiento histórico y la generosidad de Cristina Fernández, lo es la designación de Miguel Ángel Pichetto como extraordinaria jugada política del exCambiemos hoy aggiornado como Juntos por el Cambio.

Pequeño paréntesis en este punto. Unidad Ciudadana es ahora Frente de Todos, no de Todxs ni de Todes ni de Tod@s, de TodOs. Y el primer spot que lanzó la alianza nacional y popular tiene como fondo musical el tema 'All Together Now' (Todos juntos ahora) de los Beatles, obviamente cantado en inglés y subtitulado… ¡en inglés! Los Discépolo deben estar desesperados por resucitar.

Plataformas y programas de gobierno, propuestas concretas para salir de la crisis, políticas sociales han quedado degradados, y reemplazados por el márquetin electoral en el que el bien común y la capacidad para gobernar y legislar no tienen cabida.

Rosca para todos juntos

Igual que en la vidriera irrespetuosa, en Chacabuco nuestro pueblo querido, Chacabuco nuestro pueblo natal, las grandes preocupaciones de las superestructuras locales pasan por el armado de las listas para la más precisa de las encuestas, a realizarse el 11 de agosto próximo, conocidas con el eufemismo de PASO.

Oposición y oficialismo chacabuquenses están viendo cómo acomodan y calman, o no, la distintas pretensiones internas.

En la discusión interna peronista, el PJ oficial lleva las de ganar. La candidatura de Ricardo Ciminelli a intendente es inamovible y salvo decisión en sentido contrario del sabio dedo de la jefa material del movimiento, Martín Carnaghi deberá ir a las PASO si es que aún quiere conducir los destinos de Chacabuco. Hasta antes del show de las fórmulas presidenciales estaba totalmente convencido de su triunfo en esta instancia.

El panorama se le presenta más oscuro aún al más genuino representante de Unidad Ciudadana, porque de no aceptar Gabriela Belfortti el segundo lugar en la lista, el PJ le ofrecería la candidatura a Julieta Garello, cuyo espacio quedó fuera de las PASO de 2017, cuando Cristina Fernández ordenó que no hubiera primarias en Unidad Ciudadana, lo que benefició a la agrupación de Carnaghi.

Y como si esto fuera poco, el arreglo de Sergio Massa con el kirchnerismo pondría en mejor situación a Hugo Moro y su gente que a los kirchneristas ortodoxos de la UC local.

Pero de internas complicadas no solo vive el PJ. Cambiemos –o ahora Juntos por el Cambio tras el glorioso arribo del exkirchnerista Miguel Ángel Pichetto–, también deberá resolver lo suyo. ¿Lo hará rosca mediante? La consigna de Emilio Monzó, llevada adelante con total convicción por Marcelo Daletto, no ha merecido el menor comentario adverso del Pro ni de la UCR chacabuquenses.

Según Jorge Muela –el presidente del Concejo Deliberante, exradical y ahora principal figura del partido de Macri–, 'no queda mucho tiempo' para definir los candidatos.

'Puede ser que alguno reelija –expresó en Radio Líder–, hay que pensar bien quién tiene ganas, quién tiene fuerzas y quién está dispuesto a estar cuatro años más, la función pública lleva un desgaste, hay que pensar en una mediana renovación, pensar en los jóvenes que son el presente de cada fuerza política'.

Aiola y Daletto parecen haber acordado que sólo un concejal de cada partido integrante de Cambiemos que finalice su mandato podría ir por la reelección. El elegido de la UCR es Lisandro Herrera y el Pro debería decidir entre el mismo Muela, Graciela Rodríguez y Marcos Scally. 

La posición que ocuparán los candidatos de cada partido de la alianza promete rispideces porque definirá quién se quedará con más bancas tras octubre.

Respecto de la decisión de designar a Pichetto como candidato a vicepresidente de la Nación cuando todo indicaba que el lugar sería para un representante de la UCR. Sobre este punto, el concejal radical Mario Dicundo manifestó también en Líder: 'Pichetto representa un espacio institucional para adelante, hay sectores alejados del kirchnerismo que podrían acompañarnos'.

'Como estrategia de haber polarizado la elección, al primer round lo ganó el gobierno', opinó y agregó que 'el radicalismo debe aspirar y merece ocupar roles importantes dentro del futuro gabinete'.

Alberto F. no es más un traidor, Sergio M. se amigó con quien no tenía autoridad moral y Miguel Ángel P. dejó de representar a más de 70 años de desdichas argentinas. Rosca mata discursos y de paso, principios (o lo que quedaba de ellos).