Saliendo al cruce

  • Jueves, 06 de Septiembre de 2018 | Locales

Hablar por hablar puede hacerlo cualquiera y enfrascarse en esa charla, también.  La verborrágica clase política de nuestro país, que en tiempos pre-electorales suele inspirarse,  tuvo otrora la maravillosa suerte de estar exenta de cualquier confrontación por parte de sus subordinados: Nosotros... Tuvo. Ya no: actualmente, las redes sociales son más permisivas que la mala educación. Hoy se puede mandar un whatsapp o mandar fruta. Ellos declaran, nosotros reaccionamos. Ellos dicen, nosotros contradecimos. Ellos afirman, nosotros refutamos. Y a veces con comentarios pocos felices; otras más, con miles de insultos. Nos atrevemos a contestarles mal. Porque podemos. Cosas de la libertad de expresión. Que fue eliminada en la última dictadura, que fue hace casi más años de los que tienen la manía de recordárnosla.

Muchos de mi generación, hijos por igual del rigor del antiguo Proceso de Reorganización Nacional, pero que tratamos de  "liberarnos" de ese pasado,  solemos acceder a algún intercambio de palabras con los más jóvenes, empero  cuando se pisa el terreno de la política y detectamos una glándula pineal contaminada por un populismo enquistado hace décadas y que no hizo más que parir fanáticos, la mejor opción es el silencio. Dar por terminada la contienda verbal. El tema es que podemos resistirnos a dejarlo con la última palabra. Puntualmente: ¿quién podría discutir con alguien que por estos días sostiene "con Cristina estábamos mejor"? ¿Quién puede sentirse "mejor" sabiendo que está gobernado por ladrones? ¿Quién tiene ganas de perder horas de su tiempo para hacerle entender a algún otro que el  decir "robó pero repartió", es una afirmación de una inmoralidad absoluta? 

Es tedioso sacar fuerzas desde la indignación para hacerle ver a otro argentino que la crisis que estamos atravesando desde hace meses se debe a una sola cosa: estamos pagando la fiesta que se dieron por años los peronistas, últimamente llamados kirchneristas. No lo quieren reconocer. Pero a pesar de todo, nuestro nivel de saturación no puede ni debe convertirse en tolerancia, por ello sepamos que si bien todos podemos hablar y decir lo que queramos, en el caso de aquellos que estuvieron por sobre nosotros y pretenden volver a estarlo, todo ciudadano común también puede  (léase "debe", dada la "turbulencia" de los tiempos preelectorales) salir a contradecirlos. Con respeto. Con conocimiento de causa. Con responsabilidad. Con cierta mesura y con sentido de la ubicación, en caso de que lo hagamos desde un medio gráfico debido a que se trata de un  instrumento de un primordial contexto informativo y no catártico.

Hablando de hablar, los políticos locales se salen de la vaina por volver al ruedo (deberían tomar ansiolíticos, falta mucho para cambiar de gobierno), y no lo disimulan. Ejemplo: en una solicitada del equipo de prensa de Darío Golía, conocido en nuestra ciudad como un defensor del modelo de Néstor y Cristina (la misma que se considera "madre del país y de todos los argentinos"), trascendieron ciertas opiniones supuestamente personales aunque no están redactadas en primera persona. Este exfuncionario kirchnerista, a juzgar por la premura con la que salió a hacer declaraciones –inmediatamente después del último mensaje presidencial– se muestra aún cual hijo predilecto, como protector (portaestandarte) del anterior gobierno. Eso es evidente por cómo habla del actual. Manifiesta allí que "es un acto demagógico y sin sentido eliminar ministerios". Lo que se lee: "demagógico". Y ya que el título hace referencia a  aquello de salir al cruce, me tomo la licencia de hacerlo. Con educación. Pero con exclusivo respeto hacia el lector. Procedo: ¿podemos quedarnos callados y no interpelar sus declaraciones? ¿Qué pretende con esa típica malicia de remontarnos a "las recetas del pasado"? ¿Que no lo contradigamos? Es sabido que "la bicicleta financiera" nos la vendió don Martínez de Hoz, ministro de aquél gobierno militar. ¡Sí! El extitular municipal, para no variar, habla de la Dictadura, se remonta  caprichosa y viciosamente a esa fatídica época como todos los "peronkirchneristas".  Insiste en parangonar este gobierno con aquél. Ese es un hábil por habitual recurso. Pero lo más destacable es que "precisamente" él hable de actos demagógicos. Justamente, Darío Golía, el mismo que despilfarró millonadas en choripaneadas, en recitales rockeros y que durante su gestión, en cada fin de año, se dedicaba a quemar miles de billetes de los contribuyentes con fuegos de artificio. "Para todas, todxs y todes". 

Estamos en crisis. Como lo estuvimos antes. Vivimos muchísimas crisis. Institucionales. Políticas. Económicas. Sociales. De todas salimos con vida, resultado éste que no han tenido muchos en la última dictadura. Nos consta. Por eso es vital que sepan de qué hablan cuando se la cita recurrentemente.  Conocemos lo pasado por vivido mucho más que por lo escrito en libros. O en cuadernos. Conocemos también los orígenes de la actual crisis que debemos atravesar durante este gobierno (recordemos, elegido por gran parte del pueblo) y tenemos en claro que las fiestas que se dieron los funcionarios anteriores, en algún momento deberíamos pagarlas. Cosas de la conciencia cívica. Pues bien, ese momento le tocó a Macri. De algún lugar hay que juntar plata para devolverle al Estado lo que otros gobernantes le quitaron. Se recurre hoy al FMI, a las retenciones, a los impuestos a los cigarrillos o al achicamiento del Estado. Se intenta recaudar –no se roba–, de todos lados.  ¿Alguien duda hoy de que estamos saldando las deudas que nos dejaron los recientes años de estafa? En las crisis, se sabe, muchos salen a hablar, a veces sin saber, sin pensar y por sobre todo, sin recordar. (Así como en los ríos revueltos muchos salen a pescar). 

Y los políticos siempre tirando el trillado y archiconocido anzuelo "a los sectores más vulnerables y desprotegidos". Leyendo el comunicado en cuestión, ni sabemos desde qué lugar habla el exfuncionario chacabuquense citado. ¿Como tal o como futuro candidato? ¿Con cierta experiencia "en  grave situación de crisis y turbulencia"?  ¿Como ciudadano involucrado en estas consecuentes e inevitables circunstancias o como vicioso opositor oportunista? 

"Desprotegidos" en este país siempre estarán los que no recuerden "todas" las gestiones anteriores. ¡Todas! No sólo la de los "70. Porque si en verdad se preocupan por ellos y salen a hacer impulsivas declaraciones, por lo menos los que nos gobernaron que lo hagan haciendo memoria, yendo al pasado lejano, lejanísimo, y también al más reciente. Haciéndose cargo. Con decencia. Sin clichés ni chicanas. Con responsabilidad. Que hablen todo lo que quieran, pero con un espíritu crítico, partidario u opositor, regido por la  autoridad moral que debería caracterizarlos..

Para finalizar, y saliendo al cruce a lo sostenido por Golía,  antes de poner el grito en el cielo debería interiorizarse de que "las políticas públicas" en lo referente a "Salud, Trabajo, Ciencia y Tecnología y Cultura", ¡no se van a eliminar! Los ministros tampoco. Lo cierto es que en vez de instrumentarse desde un ministerio, se hará desde una "secretaría" y con los mismos referentes de cada Cartera. Si nuestro exintendente, se decidió a meterse de lleno en campaña, sería propicio que se ajustara a la realidad actual, evitando omitir ciertas causas de la misma dado el gobierno anterior y que dejara además de lado la hiriente por retrospectiva retórica, dado ese pasado lejano que algunos hemos vivido y padecido. Y también –haciendo un esfuerzo supremo– debería dejar de recurrir a alarmantes falacias por respeto al futuro electorado, al que él mismo es muy vulnerable.

María Eugenia La Rocca