Un campeón sin corona

  • Martes, 25 de Junio de 2019 | Deporte Local

En la rica y extensa historia de nuestro fútbol se destacan algunos hechos que llaman la atención. Tal es el caso de Rivadavia, que en la temporada 2011 logró adjudicarse la etapa local del Interligas, pero de acuerdo al reglamento de entonces en funciones, elaborado por la Liga Deportiva, no se le otorgó el título de campeón chacabuquense por considerar que se trataba de una etapa más del Interligas que por entonces organizaban Chacabuco, Junín, Arenales, Salto, Rojas, Colón y Bragado. La medida no se tomaba en el resto del los certámenes de esas ligas: en cada etapa local, quien la ganaba era considerado el campeón.

Por entonces el Riva –que vestía una casaca totalmente roja– llegaba a la penúltima fecha con tres unidades de ventaja sobre 9 de Julio, que tenía un partido más que el líder. De esta manera, si derrotaba a Argentino en el estadio José Spataro, se aseguraba la primera posición.

La campaña del conjunto dirigido por Pablo Gómez fue inobjetable. En diez fechas disputadas, acumulaba siete triunfos, dos empates y una sola derrota –perdió 3-1 ante el Lobo, en la décima fecha–, números que lo depositaban en el umbral del campeonato. Argentino, en tanto, llegaba a ese compromiso a la mitad de la tabla y sin chances de pelear por el lugar de privilegio.

En aquella tarde desapacible, el estadio del Azul recibió la visita de una muy buena cantidad de simpatizantes que fueron a alentar al puntero que con mucho sufrimiento y una gran actuación de su arquero suplente, Mauricio Chielli, logró un sufrido, pero merecido triunfo  2 a 1, para desatar la enorme alegría de  sus seguidores. 

Argentino –con gol de Hernán Campos a los 39 minutos de la primera etapa– se adelantó en el marcador. La visita llegó al empate por intermedio del juninense Emanuel López, a los 4 de la segunda, al definir de rebote el penal que el arquero Lucas Buljubasich le había tapado en primera instancia.

La extraordinaria tarea de Chielli –que después de estar sin jugar durante todo el año, se calzó el buzo para suplantar al suspendido excelente guardameta capitalino, Gabriel Frelier– hizo que se transformara en el héroe de la jornada. Junto al dramático cabezazo sobre la línea de Nelson Ponte, a los 39 de esa etapa, le dieron al Riva la victoria tan esperada.

Si bien ese año el título oficial se lo llevó River Plate luego de adjudicarse una tremenda final ante Argentino, en un torneo organizado exclusivamente para determinar un campeón, para quienes vivieron ese momento único e imborrable, fue Rivadavia quien se llevó la corona llena de laureles.

Iban a pasar varias temporadas y muchas discusiones para que definitivamente se aunara el criterio de proclamar campeón de Chacabuco al equipo que obtuviera la etapa clasificatoria de los sucesivos interligas que se siguieron desarrollando, pero esa temporada marcó un antes y un después, ya que el Celeste no pudo inscribir su nombre entre los campeones de nuestra historia, lo que lo hace la única institución que aún no ostenta un campeonato oficial de Primera.

En aquel partido Rivadavia formó con Mauricio Chielli, Claudio Grecco, Joaquín Zavaglio, Damián Comisso, Claudio Quenaipe, Franco Rímolo, Esteban Caseri, Emanuel López, Julio Montes, Martín Quiñones y Miguel Ríos. DT: Pablo Gómez.

Argentino lo hizo con Lucas Buljubasich, Marcelo Batista, Carlos Batista, Carlos Daglio, Mariano Franco, Gastón Ortíz, Juani Martino, Sergio Batista, Hernán Campos, Fernando Ceballos y Nicolás Palmieri. DT: Daniel Batista. 

Ingresaron: Franco Schiavone por Martino; Alejandro Ledesma por Carlos Batista y Tomás Gómez por Sergio Batista en el Azul, y Emiliano Conti por Quiñones, Nelson Ponte por López y Mauro Cruz por Caseri en Rivadavia. Fueron suplentes Gabriel Gómez y Cristian Cámera, en Rivadavia,) y Enzo Palmieri y Luciano Gambeta por Argentino.